Elaborar kombucha es mucho más que mezclar té y azúcar. Seleccionar el té adecuado es una de las decisiones más importantes del proceso de fermentación. Ignorar este paso no es una opción, ya que define por completo el perfil de sabor final de tu bebida.
Los Mejores Tés para tu Kombucha
El té negro, el té verde y el té blanco son los más utilizados para preparar kombucha. El té negro tiene un sabor robusto y un alto contenido de cafeína. El té verde, conocido por sus propiedades antioxidantes, ofrece un sabor más ligero y refrescante. El té blanco, el menos procesado de los tres, posee un gusto suave y delicado. Exploremos las características de los más habituales.
Té negro: la base robusta y segura
El té negro es una elección muy popular para la kombucha por su sabor fuerte y distintivo, lo que lo convierte en la opción ideal para principiantes. Sus hojas, completamente oxidadas, proporcionan los nutrientes esenciales para el crecimiento del SCOBY y la fermentación. El té negro garantiza un pH estable y unas condiciones de elaboración óptimas. Los taninos que contiene aportan profundidad al sabor final, mientras que su contenido en cafeína te da un plus de energía.

Aunque es el favorito de muchos, su sabor intenso puede resultar excesivo para algunas personas. Además, su nivel de cafeína puede ser un inconveniente si buscas una bebida con poca teína. Sin embargo, acortar el tiempo de fermentación puede ayudar a mitigar estos dos puntos.
Té verde: ligereza y antioxidantes
El té verde aporta una calidad ligera y refrescante a la kombucha, siendo la opción preferida para quienes buscan un sabor más suave. Los antioxidantes del té verde contribuyen a los potenciales beneficios para la salud de la kombucha. Una posible desventaja es su sabor más delicado, que puede quedar eclipsado por la fuerte presencia del SCOBY. Experimentar con los tiempos de fermentación y las proporciones de té te ayudará a encontrar el equilibrio perfecto para una kombucha sabrosa y que potencie tu bienestar.

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Té blanco: el toque sutil y delicado
El té blanco, que se obtiene de hojas horneadas, secadas y mínimamente oxidadas, da como resultado una kombucha con un perfil de sabor delicado y lleno de matices, con sutiles notas de vainilla y rosas. Sin embargo, se aconseja evitar el té blanco durante la fase de activación o en las primeras tandas de kombucha. Esto se debe a que su contenido de cafeína y taninos es significativamente menor que el del té negro, por lo que no crea las condiciones óptimas para un crecimiento robusto del SCOBY. A medida que el cultivo se fortalezca, puedes introducir el té blanco junto con el té negro para conseguir una kombucha más compleja y con más matices.
Infusiones de hierbas para fermentar Kombucha
Aunque los tés tradicionales como el negro, el verde y el blanco son los más comunes, no todas las infusiones son adecuadas para la fermentación de kombucha. Las infusiones que contienen aceites, como las de menta o manzanilla, pueden dificultar el crecimiento del SCOBY o afectar negativamente al sabor. Sin embargo, las infusiones de hierbas como el hibisco, el jengibre o la citronela pueden complementar el proceso de fermentación, ofreciendo variedades de kombucha únicas y deliciosas.

Infusión de hibisco
El hibisco es rico en antioxidantes y puede añadir un sabor refrescante y ligeramente ácido a la kombucha final. Para usarlo, simplemente prepara una infusión en agua caliente, deja que se enfríe e incorpórala al proceso de fermentación, ajustando la proporción para conseguir la intensidad de sabor deseada.
Infusión de jengibre
Los compuestos naturales del jengibre también pueden ofrecer beneficios para la salud. Para incorporar jengibre a tu kombucha, prepara una infusión con rodajas de jengibre fresco en agua caliente. Deja que se enfríe antes de añadirla a tu recipiente de fermentación. El resultado es una kombucha con un sabor cálido y vibrante que puedes ajustar según la cantidad de jengibre que utilices.
Infusión de citronela (Lemongrass)
La citronela tiene un aroma cítrico y herbal. Para prepararla, infusiona citronela fresca o seca en agua caliente y, una vez fría, añádela a tu mezcla de kombucha. Experimenta con la cantidad para encontrar el equilibrio que mejor se adapte a tus gustos.
Melisa
La melisa demuestra ser una fuente de nitrógeno eficaz para la fermentación de la kombucha. Los antioxidantes presentes en ella pueden ofrecer propiedades protectoras, mientras que sus características antimicrobianas podrían influir positivamente en el perfil microbiológico de la kombucha.
La kombucha hecha con melisa tiene un sabor suave y cítrico. Es refrescante y deliciosa.
Elige con sabiduría

Puedes usar una enorme variedad de tés e infusiones para hacer kombucha. Adapta tu elección a los efectos beneficiosos que busques o a tus preferencias de sabor. Anímate a experimentar con nuestras sugerencias y encuentra tu combinación favorita.