Hay caprichos vegetales que, como las mejores cosas de la vida, mejoran con el tiempo. ¡Y esta ensalada de zanahorias fermentadas es uno de ellos! Es el plato perfecto para tener siempre a mano: crujiente, con un punto ácido y repleto de probióticos naturales que cuidan de tu salud intestinal. Prepárala una vez y disfrútala durante toda la semana mientras los sabores evolucionan y la fermentación hace su magia.
Las zanahorias son una fuente excepcional de betacaroteno, que tu cuerpo convierte en vitamina A, esencial para una buena visión. También son ricas en antioxidantes que frenan el envejecimiento celular y protegen tu piel. Para absorber mejor sus nutrientes, acompáñalas con una pequeña cantidad de grasa saludable.
Receta compartida con Kefirko por Nina – Eno z naravo.
Ingredientes
- 4 zanahorias medianas
- 1-2 cebollas
- 1 cucharadita de sal (sin yodar)
- Especias al gusto: sal, pimienta negra, pimienta de Cayena, pimentón o guindilla
- Un puñado de perejil picado
- 1 cucharada de vinagre de sidra de manzana (opcional, para arrancar la fermentación)
- 1 cucharadita de miel (opcional, para un toque más dulce)
Elaboración
- Prepara las zanahorias: córtalas finamente y espolvorea la sal. Déjalas reposar unos 15 minutos para que suelten su jugo natural. Si es necesario, añade un poco de agua.
- Sofríe la cebolla: póchala a fuego lento hasta que esté tierna y sazónala con sal, pimienta o guindilla.
- Mezcla los ingredientes: en un bol, combina las zanahorias, la cebolla pochada, el perejil y el resto de las especias. Añade la miel y el vinagre para equilibrar los sabores.
- Envasa la ensalada: introduce la mezcla en un tarro de cristal limpio y presiona bien para que las verduras queden sumergidas en su propio jugo. Deja que fermente a temperatura ambiente.
- Disfruta del resultado: la ensalada estará lista para comer al día siguiente, aunque puedes dejarla fermentar varios días. Pasado este tiempo, guárdala en la nevera. Cuanto más fermente, más intenso será su sabor umami y mayor su contenido en probióticos.
